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Pigmeo (del griego πυγμαῖος, pygmaios, ‘del tamaño de un puño’) es el término usado para referirse a una serie de grupos humanos cazadores-recolectores que viven en selvas ecuatoriales africanas y que se caracterizan por su baja estatura: los hombres miden menos de 1,5 metros de media.[1]
Junto con bosquimanos y hotentotes, los pigmeos son considerados los pobladores más antiguos de África.[2][3][4] La aparición de los pigmeos fue dada en 70.000 años de antigüedad según un estudio de ADN mitocondrial[5] y en 60.000 por otro realizado sobre ADN nuclear.[6] Todos los actuales grupos de pigmeos africanos descienden de una misma población que se comenzó a diferenciar hace 20.000 años, quizás como consecuencia de la fragmentación de su hábitat forestal durante el último máximo glacial que provocó la sequía del clima africano.[7][8]
Se encuentran dispersos en zonas del ecuador donde aún se conservan bosques densos, su hábitat natural. Por su localización geográfica se distinguen los occidentales (Gabón, Camerún), donde destacan los grupos Akoa, Bekui, Bongo, Gyelli, Jongo, Ka y Kor. Los centrales (Congo, Haití) y República Centroafricana), donde sobresalen Binga, Bofia, Gundi y Ganzi y los orientales (República Democrática del Congo), con Akka, Mbuti (Basua), Kango y Efe como grupos principales.[1]
A veces se llama también pigmeos a los aborígenes de menor talla del sureste de Asia y otras regiones. Identificación discutida o directamente rechazada por la mayoría de los estudios posteriores al año 1950.[9] Entre los estudios pioneros destaca el desarrollado con los mbuti de la selva de Ituri en la República Democrática del Congo, por parte de Colin Turnbull y publicado con el título The Forest People en 1962.[10]
Cazan con redes, flechas y jabalinas a antílopes, monos, cerdos, aves y otros animales, recolectan frutas, tubérculos y miel y además practican intercambios con los pueblos vecinos y algunos trabajan para esos vecinos, de quienes en la mayoría de los casos han adoptado el idioma.[11] Existen algunas palabras comunes para las tribus pigmeas africanas, aún las más separadas, lo que indica que en el pasado podrían haber tenido una lengua común. Una de esas palabras es el nombre del espíritu de la selva, Jengi.[12][13][14]
La carta de Neferkaré, el faraón egipcio Pepi II hacia el 2370 a. C.[8] sería el primer documento que da testimonio de la existencia de pueblos de hombres de talla muy pequeña al sur del imperio, en el País del límite del mundo o País de Put.[15] Las primeras referencias bibliográficas de los clásicos griegos son de Heródoto de Halicarnaso, en su obra Historias. En el libro II, relata el avistamiento de hombres pequeños, de una estatura por debajo de lo normal, al sur de Libia (África), por parte de viajeros nasamones en el siglo V a. C. En el libro IV, relata el periplo de Sataspes, por la misma época del anterior, quien también afirma haber desembarcado en costas al sur de la antigua Libia, donde tuvo contacto con hombres muy pequeños. Heródoto dará el nombre de pigmeos a estos pequeños personajes de su narración. También Homero, en el tercer libro de la Ilíada,[16] hizo referencia a tribus enanas que habitaban a orillas de ríos africanos.[17]